Un señor maduro con una oreja verde (Gianni Rodari) Un día, en el expreso Soria-Monterde, vi subir a un hombre con una oreja verde. Ya joven no era, maduro parecía, salvo la oreja, que verde seguía. Le dije: Señor, usted tiene cierta edad; dígame, esa oreja verde, ¿le es de alguna utilidad? Me contesto amablemente: Yo ya soy persona vieja, pues de joven, sólo tengo esta oreja. Es una oreja de niño que me sirve para oír cosas que los adultos nunca se paran a sentir; oigo también a los niños cuando cuentan cosas que a una oreja madura parecerían misteriosas... Así habló el Señor de la oreja verde aquel día, en el expreso Soria-Monterde. _Curioseando sobre Rodari en la red, he topado con este fantástico cuento. Puede abrirnos los ojos, ¿los adultos se olvidan de lo que es ser un niño? ¿cuándo te haces mayor dejas de ser imaginativo, de ver la vida de colores? Este cuento me ha hecho reflexionar, ¿por qué cuando la gente llega a cierta edad cambia el ?chip? y deja de hacer cosas divertidas, cosas que sirvan para llenar su vida de aventuras? Deberíamos ser conscientes de que la vida se pasa en un suspiro, que el tiempo se va y ya no vuelve... ¡Seamos felices! ¡Seamos niños de nuevo! Alicia Casado Costa
Grado de Maestro de Educación Infantil
Grado de Maestro de Educación Infantil de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación del Campus de Huesca. Universidad de Zaragoza.
martes, 15 de octubre de 2013
Un señor maduro con una oreja verde (Gianni Rodari)
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