Grado de Maestro de Educación Infantil

miércoles, 16 de octubre de 2013

"Un pájaro y un teléfono"

“Un pájaro y un teléfono”
BEATRIZ ANDRÉS VIJIL
El otro día en clase la profesora nos leyó una parte de un capítulo del libro de Rodarí, “La gramática de la fantasía”. Ese capítulo trataba de cómo construir un binomio fantástico y a partir de ahí construir una historia. El binomio fantástico se construye a partir de dos sustantivos que han de mantener una distancia a la vez que deben permanecer cercanos por la unión de preposiciones. Cuando acabó la clase, me puse a pensar en lo divertido que sería jugar a esto con los niños, pues además de aprender, su poder de creatividad e imaginación creo que daría lugar a unas historias extraordinarias y por supuesto, fantásticas.
Así que inmediatamente, me puse a pensar yo en un binomio fantástico, pues si esto en un futuro quiero llevarlo al aula, he de probarlo yo con anterioridad.
Mi binomio fantástico, tiene como protagonistas a un pájaro y a un teléfono.
Era una noche de invierno, una noche muy fría y oscura, pues con eso de que era invierno a las 6 ya era de noche, así que imaginaros a las 9.
Como todos los días entre semana yo volvía de estudiar de la universidad, dejaba el bus que me traía de Huesca en el Actur  y cogía el bus que me llevaría hasta mi barrio. Hasta aquí todo parecía dentro de la normalidad, pero cuando me bajé en la parada de al lado del portal de mi casa, me corrió un escalofrió nada más que miré el balcón de mi casa. Eso ya no me dio buena espina, pero por si esto fuera poco, yo en mi casa veía sombras del tipo mi madre con una escoba, mi hermano con un plumero etc. Herramientas que utilizaban para debilitar al enemigo, o por lo menos esa fue la sensación que yo tuve.
Ante este panorama y con lo miedosa que soy yo decidí llamar al teléfono de mi casa antes de subir a ella, ver quién me lo cogía y qué es lo que me decía, para a continuación llamar a la policía si así yo lo consideraba. Decidida a coger el móvil y llamar a mi casa, vi que tenía quince llamadas de mi madre, de las cuales no me había enterado, pues tenía el móvil en silencio. Con más motivo me apresuré a llamar.
Llamé y cuando a punto de colgar estaba, pues tardaban mucho en cogerlo, me lo cogió mi madre:
Mama: - “sí dígame”.
Yo: - “hola mamá, estoy debajo de casa y te llamo porque al bajar del bus y a través del balcón  he visto sombras vuestras con herramientas y un montón de llamadas de casa, ¿ocurre algo?”.
Mamá – “no hija, qué va a ocurrir sólo que hemos estado toda la tarde limpiando y ahora estamos acabando de colocar todo y las llamadas era para saber cuánto ibas a tardar”.
Yo: - “vale mamá, ahora en seguida subo”.
Mama: -“vale cariño, no tardes”.
Tras colgar, me quede más tranquila, pues nada raro veía en lo que me había dicho, todo tenía su lógica, era la voz de mi madre, de fondo oía la voz de mi hermano pidiendo la cena etc. Así que finalmente no llamé a la policía y decidí subir. En el ascensor me dio otro escalofrío y justo antes de abrir la puerta me dio otro. Así que por un momento, no quise entrar pero le eche valor a la situación y entré.
Cuando entré a mi casa lo que me encontré fue un esperpento, vi a  mi pájaro con el teléfono volando hacia todos los lados, no sé cómo lo podía hacer, ya que el teléfono pesaba más que él seguro. También vi a mi madre con la escoba, a mi hermano con el plumero intentando darle para que soltara el teléfono y a mi padre intentando coger el pájaro para devolverlo a la jaula, el lugar de donde se había escapado mientras se la limpiaban.
El pájaro se había transformado, no sólo se había escapado, algo que nunca había hecho, sino que había cogido el teléfono y se había puesto a llamar a todos de la agenda telefónica, poniendo la voz de mis padres y gastándoles bromas del tipo: “mañana se lo concede un día de fiesta”, “le ha tocado la lotería, mañana pásese por el lugar de venta” etc.
De repente, sonó mi móvil y me desperté.


La historia inventada totalmente, la he configurado basándome en tres aspectos, el primero me he basado en el nonsense tan característico de Alicia, un nonsense justificado por el sueño, por lo onírico.
El segundo aspecto se lo debo totalmente a todas las lecturas que he leído a lo largo de mi vida,  una red de redes que me ha permitido formar esta historia  y en tercer y último lugar, la propia experiencia que un día tuve con uno de mis pájaros, el cual se escapó al estar limpiando la jaula.
BEATRIZ ANDRÉS VIJIL

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